miércoles, 16 de junio de 2010

El Pilar de 1810


La pregunta se la hacen muchos y hasta diríamos que es reveladora de estos tiempos: ¿Qué pasaba en nuestra zona hace 200 años, allá por 1810 cuando nos dimos el primer gobierno patrio? El Bicentenario y su publicidad en distintos medios, nos llevan naturalmente a reflexionar sobre el tema. Como aporte a la discusión, haremos un esbozo de dos importantes temas como primer intento que nos permita tener una semblanza sobre aquellos tiempos, en espera de trabajos mas especializados. En otra entrega, hablaremos del “Pilar Viejo”.-

Gobierno Civil y eclesiástico en “la campaña”

En lo referente a autoridades civiles y antes de la Revolución, las ciudades y las campiñas aledañas estaban administradas y gobernadas por los cabildos. Hasta 1755, Pilar perteneció administrativamente al Cabildo de Buenos Aires y a partir de dicha fecha, correspondió al dominio del "Cabildo de la Villa Nuestra Señora de Luján". Su jurisdicción era muy amplia y abarcaba desde el actual Río Reconquista por el sur, hasta la zona de Areco por el norte; y desde el actual Río Paraná por el este hasta la imprecisa frontera del indio por el oeste. Era conformado por los cabildantes y uno de ellos fue Don Manuel de Pinazo y Escobar. La campaña de Buenos Aires fue administrativamente dividida en cuatro jurisdicciones o "pagos": Arrecifes, Las Conchas, Matanzas y Magdalena.

Para las ciudades, se designaban los denominados "Alcaldes de la Santa Hermandad", los que sancionaban los delitos cometidos en despoblado. Eran nombrados por el Cabildo y hacia 1789 se dictó un reglamento, otorgándoseles competencia para aquellos casos por una cuantía menor a los treinta pesos fuertes. En Pilar fueron nombrados, entre otros, Ventura López Camelo, Lorenzo López, Tomás de Basabe, Silvestre Burgos, Santiago Parra.-

A nivel eclesiástico, en el año 1730 y por orden del Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires, fue creado el curato de "Luján abajo", dándosele una cierta autonomía para los quehaceres menores. Recién en 1772, la iglesia Nuestra Señora del Pilar fue designada como parroquia, nombrándose cura párroco a don Vicente Arroyo.

Con la independencia argentina sobrevienen una serie de cambios, siendo el más importante la abolición definitiva de los cabildos en 1821. Desde 1810, Buenos Aires designó jueces letrados para el gobierno municipal, los que posteriormente fueron llamados jueces de paz, que obviamente tenían funciones abarcativas de gobierno, no solo judiciales. El primero de ellos en Pilar fue don Apolinario César, nombrado en 1822.

A mediados de 1821, y con el fin de darle un orden jurisdiccional, se agrupó a la campaña en tres Departamentos: el primero, que comprendía a los pueblos de San Vicente, Cañuelas, Quilmes, Ensenada, Magdalena, Monte, Chascomús y Ranchos; el segundo, que incluía a Lobos, Morón, Villa del Luján, Guardia de Luján, Pilar, Capilla del Señor, San Antonio y Carmen de Areco y el tercero, que abarcaba a Arrecifes, San Pedro, Baradero, Pergamino, Salto, San Nicolás y Rojas. Finalmente, en el año 1864 y en virtud de la ley 422 se divide nuestra provincia en partidos y se crea el de Pilar.-

Don Lorenzo López

Nuestro héroe local, don Lorenzo López, tuvo destacada actuación por esos años. De la exhaustiva investigación realizada por Aldo Beliera, sabemos que además de Perdriel, don Lorenzo se identificó fuertemente con la causa criolla en los sucesos que culminaron el 25 de mayo de 1810, ya que en días previos mantuvo reuniones entre otros, con el coronel Vidal, el presbítero don Ignacio Grela y el capitán don Diego Saavedra a los efectos de apoyar las ideas de al revolución y la independencia. El 18 de junio de 1810, el primer gobierno patrio lo propuso para desempeñarse como jefe de la cuarta compañía del segundo batallón del regimiento "La Estrella", que comandaba el general don Domingo French; cargo que no llegó a asumir por cuanto no se integró el mencionado escuadrón.

Más tarde y en atención a sus méritos, el 14 de septiembre de 1810, la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, le otorgó el cargo militar de "Capitán del Ejército", firmando el despacho del nombramiento, el coronel don Cornelio de Saavedra, presbítero doctor don Manuel Alberti, don Domingo Matheu, don Juan Larrea y el doctor Mariano Moreno.-

En lo estrictamente referido al pago chico, en fecha 16 de enero de 1806, El Cabildo de Lujan lo designa "Alcalde de la Santa Hermandad del Partido del Pilar" y luego del año 1825, realizó las compras y donaciones necesarias para el armado del actual casco céntrico pilarense, el cual tuvo una superficie que comprendía 700 varas de frente por siete cuadras de 150 varas cada una de fondo, más la manzana destinada para la iglesia.-

Alberto Allindo y Walter Belfiore publicaron esta nota en el El Diario durante mayo de 2010


Los principios del pueblo de Pilar

Son días de festejos por el Bicentenario y como tal, una nueva oportunidad para reflexionar sobre que pasaba en estos pagos hace 200 años. Como otro aporte a la reflexión, hoy reseñaremos brevemente el lugar donde nació nuestra Ciudad de Pilar.

Ubicación del Pilar Viejo.

El “Pilar Viejo” estaba emplazado en la zona que hoy ocupa el Km. 57 de la Ruta Nacional 8, “Barrio El Panchito” (aproximadamente un kilómetro antes de trasponer el Río Luján). El poblamiento comenzó seguramente alrededor del año 1729, cuando Maria Cabezas decide construir una Capilla para adorar una imagen de bulto de Nuestra Señora del Pilar.

El padre Silvio Braschi lo sintetiza así: “ ...en el año 1700 se habían establecido fortines en un lugar llamado “Luján abajo” para defenderse de las invasiones de los indios y en ese lugar se instaló el primer núcleo de población. En 1729, una vecina del lugar, María Cabezas, esposa de Francisco Gómez, quien poseía una imagen de la virgen del Pilar, se propuso darle culto público en una Capilla construida de ladrillos de adobe y techo de paja, cerca de la margen derecha del río Luján, solicitó autorización del obispo de Buenos Aires y una vez concedido la Capilla fue dedicada a la virgen del Pilar, siendo atendida por un sacerdote enviado del pueblo de Luján a celebrar oficios los días festivos…”.

María Cabezas también cedió una parcela de su propiedad para la construcción de la Capilla en donde se veneraba a la Virgen. Cuando fallece en 1737 es sepultada en dicha Capilla del Pilar.

Éste fue, entonces, el primer centro de aglutinamiento de pobladores en todo Pilar, hasta que en fecha 3 de junio del año 1818, el Cabildo de Buenos Aires concede el traslado del Curato al actual emplazamiento, debido a los continuos desbordes del río. Fundado el pueblo a la vera del Río Lujan, el motivo era sin dudas, el aprovechamiento del agua cercana, pero esto hizo que no creciera ni se desarrollara ya que, haciendo una pequeña perforación, “a una vara ya había agua” como decían los comentarios de la época. Sobre las curiosas ubicaciones de las poblaciones, el Padre Castañeda alguna vez recordó una carta del Barón de Humboldt que publicara en su ensayo político sobre América, en donde argumentaba que los españoles siempre fundaban sus ciudades en los peores sitios y que no pensaban en el futuro de las mismas.

Mas allá de estas vicisitudes, el lugar elegido para el pueblo nuevo estuvo en una “lomada”, a una milla de distancia. Este traslado duró varios años y también pasó por diversas etapas. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que Don Lorenzo López donó tierras para el nuevo pueblo entre los años 1825 y 1832.

Tamaño del pueblo

Para tener una idea del pueblo hace doscientos años, el historiador Aldo Beliera nos aporta un documento excepcional de la época, específicamente del año 1799, donde se observa un diseño incorporado en el juicio promovido por D. Luís Antonio de Tagle, cura Vicario del Pilar, contra los herederos de Gerardo Pérez de la Rosa, por el derecho a unas tierras contiguas al templo.


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Analicemos las referencias que nos acerca el documento:

A: Capilla Nuestra Señora del Pilar.

B: Rancho y Quinta de Clemente González.

C: Estancia de la Virgen, lugar que fue de la población de Juan de Melo (Cabral).

D: Rancho y quinta de Dionisio Gutierrez.

16: Rancho y quinta de Ramón de Pinazo.

Los demás números señalan las casas del pueblo formado sin orden desde sus principios.

Si nos atenemos a esta especie de mensura, el pueblo habría tenido una extensión muy chica, aproximadamente de 400 varas por otras 400 varas (es decir, unos 344 metros por cada lado). La capilla habría estado a unas 200 varas del arroyo señalizado (a unos 170 metros). Esta dimensión del pueblo, también es validada por los argumentos que los pilarenses llevaban a las autoridades del Cabildo para convencerlos del traslado del pueblo: “desde la construcción de la Parroquia, solo hay una pocas casas armadas con horcones de madera y techos de paja”.

Hoy quizás nos cueste comprender acabadamente como era la sacrificada vida de nuestros antepasados pilarenses y es por ello ocasión propicia para sentirnos orgullosos de su templanza y valentía.